Nostalgia

Nostalgia
Fotografía: Pablo Palma M.

Karina

"Cuando la vida lo desea, el amor encuentra nido y se queda, florece..."

¿Quién soy?

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Mi vida entre lo claro y lo oscuro; entre la vida y lo que no lo es, sin llegar a ser la muerte...
Karina

        Si uno se perdía en su mirada, posiblemente, encontraría un muro, pero uno hermoso. Esos ojos tan oscuros, tan profundos como pozos podían hacer soñar a cualquiera y asegurar que la belleza, en la quietud y en la silenciosa mirada, existe.
        Su voz, ¿conocí su voz? Pocas veces. Su mirada habla más, las palabras no le hacen falta. Su inteligencia es mayor o igual a su belleza, nadie dudaba de ambas; pero, ¿Qué dice del amor? Ella decía que nunca iba a amar.
        Esa idea la hacía insondable, interesante, la convertía en un tesoro, de esos escondidos en las preciosas e inigualables islas. Hacía suspirar con el simple hecho de pensar quién sería capaz de amarla, pero más aún... ¿a quién amaría ella?
        Muchas veces pensé, al observar su quietud, su mirada su forma de ser... "¿A quién llamará la vida afortunado por vivir en su amor?" Y así, imaginaba historias, relatos y fantasías de aquel que lograba batir el muro de sus ojos y conquistar el tesoro escondido de su corazón.
        Un día, claro y puro, el destino sorprendió a un chico. Él la amó profundamente desde que la vio. Aquella cascada oscura sobre sus hombros... en caída libre, lo conquistó. ¿Falta decir que su mirada lo impactó? No, no hace falta, Él vio aquel muro, lo hechizó y quiso ser su conquistador. De repente, lo intentó. El vacío del silencio lo derrotó. Se creyó incapaz, su corazón sintió como si un cuchillo le traspasara lentamente, que perdía la razón.
       Pasaron los días, tal vez con poco ánimo, pero con un sincero amor. A su lado, a la par de ella, él siempre se quedó. Eran compañeros silenciosos de vida: él la admiraba... a veces su belleza dolía. ¡Oh no correspondido amor!

       Un día, el menos pensado, él la vio. Su mirada era aún más hermosa, como música fue escuchar su voz. Ella se volvió a conversar con sus amigas, él con sus compañeros se quedó. Alguien dijo una broma, a ella no le gustó. Él se dio cuenta -¡cuánto ya la conoce!- y siendo simplemente él, a la broma respondió.
       ¡Divina la vida! Ella lo miró, detenidamente. El tiempo se detuvo, todo se quieto. Cuando la vida lo desea, el amor encuentra nido y se queda, florece... Ella sonrió y el mundo, para aquel afortunado, se tornó de colores...
-Karina -dijo él, por fin.
- ¿Sí? -dijo ella...
Y ahí, todo comenzó.