Nostalgia

Nostalgia
Fotografía: Pablo Palma M.

Karina

"Cuando la vida lo desea, el amor encuentra nido y se queda, florece..."

¿Quién soy?

Mi foto
Mi vida entre lo claro y lo oscuro; entre la vida y lo que no lo es, sin llegar a ser la muerte...

Poeta eterno

Sentir... desde lo más profundo… hallarme emocional, respirando sentimientos... sintiendo el alma, sintiendo cada poro de mi piel vivo, atento, mortal... Un suspiro entre tanta eternidad… que expirará cuando el hado así lo decida y así lo dicte la historia... una pluma ligera es mi vida en medio de este mundo... mas nunca me cansaré de vivir, letra a letra… poeta eterno... Convertidas las frases, en versos, de sangre como tinta, figuras, rostros, gestos, llantos, risas, jirones de piel sensible… dejando de ser palabras, y convertirse en vida. Mas quiero vivir cada verso, que mi poema Deje la tinta… ser… Poeta eterno. Soñar, Dibujar a través de las imágenes De la memoria, del recuerdo… Cada pensamiento, un verso, Cincelado a punta de pensamientos… Locuras, Inverosímiles fragmentos de mi memoria, Olvido, Instantes de fantasía, Retazos de cordura… Escribiré en la piel de la vida, Letras doradas, negras y grises, Y sabré qué es la vida Y la vida no sabrá quién soy… Seré amado, Seré odiado, Seré querido, Seré olvidado, Seré una sombra, Seré una luz, Tal vez una gota en el desierto, Un olivo, una guerra de letras… Seré… Poeta eterno.

Selene y las estrellas

Esa noche cayeron dos estrellas, estaban jugando con el viento. Las hermosas perlas del cielo cayeron al mar y sus alas no pudieron alzar vuelo. Tristes al ver que no podían volar, llamaron a su amigo el viento, este movió el mar y las estrellas, en vez de salir, se hundían en las aguas del hermoso espejo. Al ver, el señor del aire, que no pudo salvar a las eternas flores, clamó al trueno, para que con su fuerza espantara al mar y dejara ir a las estrellas del cielo. Y el trueno con mucho orgullo, bajó de su templo, dejó caer toda su furia y se iluminó todo el negro velo, mas el mar no cedió y las pobres estrellas, más asustadas aún, se hundían en el oscuro lecho. Entonces, desesperado el trueno, al mar despertó de su sueño y suplicándole le dijo que a las dos estrellas, bellas perlas, las dejara nadar hasta la playa, para que pudieran volver al cielo. El mar, más sabio que todos, tranquilo y sereno, le dijo al trueno y al viento que llamaran a la pálida mujer del cielo, Selene, ella vendría en su auxilio y salvaría a la niñas de sufrir un tormento. De inmediato, con voz potente y preocupada, trueno y viento, hicieron el llamado al manto negro. A Selene llamaron y la princesa blanca apareció llenando de luz el tiempo. El mar admirado, dobló su hermosa imagen e hizo de inigualable espejo. Selene, al ver a las dos estrellas ahogarse, voló por todos los cielos y bajando la marea, las tomó de la mano y las sacó del mar espejo. Las dos perlas abrazaron a la linda princesa y esta les regaló un cuento... Una vez dormidas, las devolvió al cielo. Selene subió con ellas y las vistió de hermosa seda. Así amaneció el siguiente día y la Aurora realizó su vuelo, cantado cómo Selene salvó a las dos estrellas del mar y les contó un cuento.

Eso que llaman ausencia

Eso… que llaman ausencia,
Me está deshojando el alma…
Me embriaga en recuerdos
Y memorias inútiles.

Eso que llaman ausencia,
Es la maldita devoradora de mi razón,
La que alimenta mis noches tristes
Y mis lágrimas sin respuesta.

Eso… que llaman ausencia,
Es lo que convirtió,
Lo que alguna vez fue tu amor
En una triste pena.