Nostalgia

Nostalgia
Fotografía: Pablo Palma M.

Karina

"Cuando la vida lo desea, el amor encuentra nido y se queda, florece..."

¿Quién soy?

Mi foto
Mi vida entre lo claro y lo oscuro; entre la vida y lo que no lo es, sin llegar a ser la muerte...

Vuelo

Y mis alas tomarán vuelo,
Seré uno con el viento,
En fuga de la tierra me hallarás.

Tomaré impulso…
Ya no me verás,
Mis pies correrán hacia
El encuentro,
Entre mi alma, mis alas…
Y el tiempo.

Y el sol iluminará mi momento…
Será un destello de luz
Y mis alas resplandecerán
En única imagen.

Antes de partir,
Miraré hacia atrás
Para saber de donde vine,
Mas una vez que cierre mis ojos
Para volar,
No habrá recuerdos,
No habrá pasado,
No habrá momentos
Ni miradas…

Todo quedará atrás…

Bailarina de ecos, sueños y movimientos.

Sirena del viento,
un movimiento lento,
lento, lento...

Un delicado susurro,
al mover tus manos,
suave, pausado,
casi calmo...
Tus ojos cerrados,
sintiendo tus pasos.

En cada poro,
la sensación de volar
con el viento...
vuelta, puntas, vuelta, puntas,
tus manos arriba
y el vuelo de encajes
colores y sueños...

Bailarina de ecos
y silencio, que juega
a ser un ave con alas
de seda suave...

Te mueves y parece
detenerse el tiempo,
entretenido entre tus pasos,
fugándose entre tus dedos.

Bailarina de sueños,
tu mirada se cierra
y un suspiro le arrancas
al silencio...
vuelta, puntas, vuelta, puntas,
abres los ojos,
saltas...
tocas con tus manos el cielo.

Bailarina de movimientos...
hilado está, tu hermoso cuerpo,
al tejido viento,
como uno se mueven,
como uno... parecen respirar.

Bailarina,
sirena del viento
delicado susurro
el de tu arte...
de pasión en cada paso
está hecho tu vuelo.

Bailarina...

Muerte

Se secaron los árboles,
las flores a su sepulcro cayeron...
No estaban vivas tampoco,
se marchitaron con el tiempo.
Se fugó la belleza,
se marchó con el viento.
No lloró nadie a lo árboles,
Se ha muerto con ellos el invierno.
Se murieron las rosas,
acabó su sufrimiento,
orgullosas creían,
arrebatarle al tiempo la eternidad
mas no pudieron,
se secaron llorando espinas,
perdiendo color y pigmento.
No lloró nadie a las rosas
se ha muerto con ellas el invierno.
Se murió un poeta,
las redes del amor asfixiaron
Su pensamiento...
triste, solo y abandonado
dejó la luz de su alma en su lecho.
Se le secaron las manos,
la tinta y el tintero,
Y agonizando dijo su último te quiero.
No lloró nadie al poeta,
el poeta muere en silencio...
nadie lloró al poeta,
se ha muerto con él,
el invierno.

Poema I

Pienso todo el tiempo en ti
pero me duele verte.
No hago más que tratar
de sentirte y aguantar
las ganas de abrazarte,
de tener tus manos,
acariciar tu pelo.

Te amo con fuerza, más fuerte
que el mismo viento.
Siento que me sofocas, me asfixias,
muero por tenerte
y decirte todo lo que siento...
pero no puedo,
porque aunque te ame,
aunque te quiera y
aunque te espere,
nunca me amarás así como lo hago yo.

Historia de mis lágrimas tristes

Cantan mis letras
Las historias de mis lágrimas tristes.
En noches oscuras sin luna
Las vi nacer,
En noches sin estrellas las vi morir y caer.

Un sufrir cada una es,
Un sentimiento que es
O dejó de ser,
Un amor que de mi alma escapó
O un odio que no supe contener.

Son mis lágrimas tristes
Historias tristes,
Paisajes tristes,
Escenas tristes,
Momentos tristes…

Cantan mis letras
Las historias de mis lágrimas tristes.

I

En una noche oscura de setiembre,
Bajo la lluvia,
Tu rostro ocultaste de mi corazón.
Aquella mirada que amaba,
El viento aquel día
Lejos de mi se la llevó.

Entre la gente te escondiste,
Entre la gente te perdiste,
Entre aquel mar de corazones
El mío se detuvo,
Porque a mí no me quisiste…

Esa noche…
Mis lágrimas se mezclaron
Con el recuerdo de tu voz…
Maldita sea la lluvia que me trajo
Su sonido y maldito sea el viento
Porque en tal noche fría,
De tus brazos me privó.

Larga la espera por la madrugada
Asesina de tu ausencia,
Larga la noche entera que lloré
Por tu ausencia.

Al fin de la noche empapada,
No sabía era tu ausencia lo que me dolía
O las lágrimas en mi rostro…

II

No recuerdo ya,
Si aquella noche estaba
Llena de estrellas o herida de nubes.

No recuerdo ya,
Si tu mirada me encontraba
O yo deseaba encontrar mi mirada…

Lo que sé es que tu mirada marcó mi alma
Y la noche se hizo perfecta.

Mas tu mirada, engaño tras de sí tenía
Y como me heriste,
¡Cómo me heriste!

No me querías,
Tu corazón no era libre…
¿Por qué entonces me ilusionaste el alma?
Y así, me ahogué en lágrimas,
Y la noche aún más oscura se convertía.

No recuerdo ya,
Si la madrugada eterna
Con su frío me iría
O si es que mi amor por ti
Me abandonaba…


Solo sé que dejaré que el grito
Guardado en mi alma,
Sofoque tu recuerdo y te olvide.

III

Si tus manos tuve entre las mías,
Dime…
¿En qué falle?
Si tus lágrimas sostuve y guardé
Como tesoros en mi alma,
Dime…
¿En qué fallé?
Si tus labios me diste,
Dime…
¿Te fallé?

Y guardaré entre lágrimas de cristal
El día que dejaste vacío
Mi corazón con tu no…
Guardaré entre lágrimas de sal,
Tu última mirada,
Mi ausencia
Y tu silencio.
Guardaré entre lágrimas…
Que te hayas ido y me hayas ofrecido
Tu amor, sin amor.

Son mis lágrimas tristes
Historias tristes,
Paisajes tristes,
Escenas tristes,
Momentos tristes…

Cantan mis letras
Las historias de mis lágrimas tristes.

Más de mil palabras de amor y soledad

I

Cuantas hojas más escribiré hoy,
De aquella mujer que me dejo en un lecho destruido,
Que sin escrúpulos, dejo ir mi corazón al vacío.
Donde está esa asesina, donde se encuentra
Esa dama tan admirable y criticada,
Aquella que sonríe a la vida,
Esa sonrisa de inocencia que esconde a otra.
Aunque sea villana, es mi vida,
Es mi alma, a ella le pertenezco,
No soy más que de ella,
Que me arrebato del viento que quería destrozarme,
Del sol que quería quemarme
Y de la luna, que quería que fuera su esclavo.
¿Quién tan bella?
No se compara ni con una rosa,
El girasol se duerme, la amapola
Se absorta y el jazmín cae.
Tan melodiosa es su voz que los jilgueros
Le aplauden, los ruiseñores le aman, los yigüirros le admiran.
¡ay amor que te hiciste!
¿Porque te fuiste de mi lado?
¿Acaso no soy tu lecho, tu cielo, aquel que daría la vida por ti?
¿Por qué me dejas?
No ves que la soledad juega conmigo,
Me arrastra, me hunde,
¿Por qué me haces esto vida mía?

II

Que calma toma mi alma,
Cuando me acuerdo de ti,
Aquella expresión bella,
De grandes y encantadores ojos,
Un mirar que hasta el mismo sol se sorprendería
De tan divino rostro y angelical mirada.
¿Dónde has dejado tus alas ángel negro?
Que robas corazones a los hombres
Pero que solo en mi, quedaste.
Tu eres esa rosa diferente,
En ese inmenso rosal,
Eres oveja negra, que alcanza escapar y conseguir
La preciada libertad,
Tú, amor mío, eres mi soledad,
Mi cielo, mi tierra, mis ojos, mi alma.
No hay nada que me haga olvidar de ti,
Ni siquiera la gran belleza de un atardecer.
No me puedo olvidar de ti,
Bellísima mujer, tan graciosa y poderosa,
Hermosa y cariñosa, tan sensible y amorosa
Mucho más que la rosa.
Oh vida mía,
¿Por qué me dejaste?
Me hundo en un agujero negro, llamado soledad,
Se viene a mi el temor,
Ese temor de no verte más.

III

Sentado tranquilo pienso,
¿Qué haces tú hoy?
¿Me estarás recordando?
¿Me habrás olvidado?
Viendo un atardecer recuerdo tu rostro,
Recuerdo mi soledad,
De como tu me conquistaste desde el primer día
que entraste a mi corazón.
Eras mi diario vivir, pues no hacía más
Que pensar en ti.
Que lindos esos días,
Tú al lado mío, cobijados de amor,
¿por qué no podemos repetirlo hoy?
Tu ausencia, la ilusión se llevó.
¡Ven querida mía!
Ven a ocupar tu espacio, que hace frío
Y el viento me asesina.
La nieve parece caer en mi, la tristeza encontró un lugar
Para descansar, en este verano,
La soledad me toma, me tira, porque para ella
Soy su juguete.
Oh vida mía, tú eres mi espada,
La que me defiende, la que me protegía en los días de frío.
Tu eres mi sed, mi hambre, mi voz,
Sin ti, solo hay dolor.





IV

Hoy que te recuerdo, tu espíritu lo siento conmigo.
Bella persona, ven a verme, ven a quererme,
Te necesito, si no te lo había dicho hoy te lo digo,
Tú que floreciste en mi pecho,
Tu que perfumaste mi corazón, acércate, que te necesito,
Te amo, te suspiro.
Solo menciono tu nombre,
Linda dama, ángel negro de mi vida,
Dame un beso, solo eso,
Porque como me has abandonado,
No te siento desde hace mucho tiempo, y mis mejillas están frías,
Sonrojadas y pequeñas, desoladas, llenas de tristeza.
Oh dulce destello, oh dulce estrella,
Ven a mi que te quiero, porque me ha cegado el mundo
por sus problemas, su dolor, su sufrimiento,
que tan solo contigo se olvidan.
Eres tan bella, que el mismo sol se esconde de vergüenza
de salir desnudo y sin gala, y la luna te envidia,
porque le has quitado el titulo de la más bella.
Si vienes a mí, nunca más te dejare ir,
Mira como estoy sufriendo,
Mira como me duermo,
Mira, me duele mi cuerpo de no admirarte,
Duele mi pensamiento al no olvidarte,
Me duele mi piel de no tocarte.

V

¿Por qué los momentos felices de la vida corren?
¿Por qué se van?
Acaso, ¿No habrá hechizo que pare el tiempo en los momentos
Más bonitos de la vida?
¿Por qué existe el dolor, la soledad y el sufrimiento?
¿Por qué crecer?
¿por qué no quedarnos como niños con la inocencia y la imaginación?
Oh bella dama, ¿por qué te has ido?
¿por qué has dejado tu lecho vacío?
¡Son tantos por qué!
Mira que estoy solo, mira que me hundo,
¿Acaso no te acuerdas de mi?
¿Acaso no recuerdas aquellos hermosos momentos?
Oh muchacha blanca de mis sueños
Quien con sus abrazos y besos,
Dejó enamorado este cuerpo,
Por que tu eres tan linda y hermosa,
Que no hay nadie en este mundo que se compare a ti.
Ni el atardecer más bello, ni el camino más lujoso,
Se compara con tus lindos ojos, con tus sonrojadas mejillas,
Con tu lindo caminar,
con tu melodiosa voz y tu implacable amar.
Ven, vuelve a tu camino que tiene a mi como destino,
Vuelve porque muero, muero y no te siento,
Me desintegro en el tiempo, en la soledad
Que me has dejado,
Quien sabe que te obligo a marcharte.
¿Acaso encontraste otro amor aparte de mi?
¿Encontraste otro lecho amoroso?
¿Existe alguien más que te ama y te quiere, que se muere por ti,
y que daría todo por volverte a ver, sentir y besar?

VI

Oh damita querida, aquí empieza mi despedida,
Rezo para que regreses,
Para que vuelvas a acariciarme,
para que vuelvas a amarme.
Te esperare por siempre de tu largo viaje,
Solo sueño verte llegar de nuevo,
Con vestido largo y detrás de ti,
Un atardecer de verano diciéndome:
-¡Amor mío, he regresado,
para sacarte de nuevo del dolor y de tu soledad,
nunca te dejaría otra vez!-
espero que no sea imposible,
porque sería para mi terrible no volverte a ver.
Me ahogo por ti en un mar de lágrimas,
Saladas como el mar, caprichosas como el viento.
Espero por ti bella dama, te espero en mi lecho,
Que vuelvas muy pronto,
Mientras yo aquí
te escribo más de mil palabras de amor y soledad
que ahora,
te las lleva el viento.

Verso

La locura de un verso,
Que perdió sentido
Cuando se dio cuenta que su belleza
Brotó absurda
Ante la luz de tu mirada…

La locura de un verso,
Que no supo admitir
Que tu belleza eclipsó la tinta
Con que fueron tejidas sus palabras…

Es la ciudad y te voy a olvidar

Es de noche.
Es la ciudad y te voy a olvidar.
Las calles vacías no hacen más que gritar… tu nombre les voy a deletrear. En ecos de concreto, mi alma se va a vaciar de tus recuerdos y mis ojos se cegarán en luces, mercurios y neones. Es la ciudad y te voy a olvidar.
¿Y qué me puedes pedir? Tan sólo soy un chico de la ciudad.
Mi memoria, inundada de ti, de tu aroma: esa piel que no se toca pero se siente; de esa memoria en calle mojadas, la quiero olvidar.
¿Te acuerdas de aquella esquina? Colores de colores… ¿te acuerdas? Y es que un beso me diste y no te acuerdas. Pues hoy, a plena luz nocturna, la he llenado de grises tonos, no existe desde ahora la esquina para mí. Y si te preguntas cómo lo pinté… a pura lágrima color ausencia. Es la ciudad y te voy a olvidar.
La noche se profundiza más. He escuchado el clamor del viento, se ha adherido a la piel de esta ciudad… aún así, nada me detendrá; te voy a olvidar.
Voy caminando hacia el parque y he visto tu rostro, tu mirada inquieta, tu mano y mi mano…
Me voy a sentar, cerraré los ojos y voy a respirar. Cuando los abra, la ciudad ya no tendrá tu rostro, tu mirada el viento se la llevará, mis manos olvidarán tu piel y el bullicio me despertará, me devolverá a la realidad. Es la ciudad y te voy a olvidar.
En medio de aquella escena nocturna, los árboles lloran sus hojas desteñidas, caen como cayó mi alma el día que me dejaste, como cayó mi corazón de tus manos, aquel día… Con cada lágrima de otoño marchito de hojas, mi memoria deshoja tu memoria.
Vi volar a lo lejos aquella noche que bailamos, mientras que a mis pies cayó miles de memorias secas de abrazos, palabras, promesas y heridas. Me levanté antes de que mis recuerdos me sepultaran la vida. Salí del parque y me dirigí al teatro. Es la ciudad y te voy a olvidar.
Recuerdo cuando paseábamos por la avenida que llega hasta el teatro, era en aquellas oportunidades cuando aprovechabas y me robabas un beso, yo tan solo podía devolverte un suspiro. ¿Te recuerdas cuando, en los días de lluvia, mojábamos en los charcos nuestro amor? Hoy iré secando cada uno con el calor de mi olvido, con la luz tristeza de tu ausencia. Es la ciudad y te voy a olvidar.
Cuando llegué al teatro, no pude más… ¡Me has hecho llorar! Cruel el olvido de tu piel y tu aroma; devastador borrarte de mi memoria. ¿Por qué fingiste amarme y luego irte? ¿Qué hice yo mal? O acaso ¿en exceso quise amarte?
La avenida del teatro se me antoja oscura, un poco borrosa… no, esas son mis lágrimas. Saco mi pañuelo, las seco y observo, aun se me antoja oscura. Recuerdo cuando venía contigo al teatro: escena a escena, movimiento en movimiento vimos y compartimos; reímos, lloramos, nos divertimos; incluso, recuerdo el día en que nos dormimos con aquella obra tan aburrida; mas nunca olvidaré aquella obra que no vi por estar unido a tus labios…
Voy a entrar al teatro, voy a quebrar aquellas escenas de nuestra vida obra y quemaré el guión de tu amor… cegaré la luz que te iluminó en cada movimiento, en cada beso, sonrisa y silencio, no sabrá nada de ti el teatro interno de mi corazón; es la ciudad y te voy a olvidar.


Cuando salí del teatro volví a ver aquella ciudad… Carros, luces, neones, tránsito, sonidos, música, anuncios, ventanas, luces dentro de las ventanas, sombras impidiendo las luces de las ventanas, ventanas clavadas en edificios, edificios clavados en las aceras y las aceras en las calles… en las calles hay autos, bailan y bailan sin cesar, uno tras otro, todo parece tan rápido… ¿Qué es esto? ¿Qué esto?

Es la ciudad y yo… ya te olvidé.

Invierno

Manto grisáceo te cubre,
eterna la niebla que danza
entre los montes de frescura,
de cálido llanto mojándose la tierra.
El invierno cubre
el inmenso lienzo azul intenso
Con su gris traje,
traje entero de encaje que tejió el viento.
Perfecto es el canto que trae la lluvia
melodía discontinua cayendo desde el cielo.
Cántico de invierno,
se escucha entre las olas del mar,
furioso porque no lo dejan dormir,
no posa en la arena, golpea
con poder las rocas de su lecho.
Y se levanta mi alma,
ante frío momento,
para entrelazar su calma
con el mar, la lluvia y el viento,
consuelo buscó de mi llanto,
de mi llanto quiero silencio,
para olvidar el amor
y hacerme uno, con el invierno.

Cántico del mar

Canta ¡oh sirena! La melodiosa letra
De esta historia.
Ilumina, bella creación divina,
Esta tinta y dale vida a
Mi inspiración nocturna,
Para que guíes con tu melodía
El camino de esta historia:

Verano caliente,
En ardiente paisaje rodaba
Un camino de cierto polvoraje.
Aún con el sol mirando a la tierra,
Era hermoso ese paisaje,
¡cómo olvidar esas flores!
Envidiosas de la apariencia del
Soberano del cielo.
¡cómo olvidar los árboles y sus frutos!
A paraíso perdido habían llegado mis pasos.
El cielo de velo vestía
Y mi mirada se perdía
En su profundo telar sin mancha
De nube alguna.



Buscaba yo el mar,
hondo tesoro de profundas aguas,
para encontrar mi alma
en sus saladas notas de caprichosas olas.
Seguí mi destino
y cuando me detuve un momento,
Encontré tres rosas,
Cada una con espinas.
Una era amarilla, la otra
Azul y la última roja.
Y me perdí en la primera,
Buscando recordar que fue de aquella,
De amorosos labios y
Hermosa cabellera,
Cual oro fino que iluminaba mi existencia.
¡Cuánto la amaba!
Pero mi lengua del silencio se hizo dueña.
Y ella salió de mi vida,
Dejando sueños rotos y largas heridas.
Quité mi vista de la dorada vida
Y fije mis pupilas en azul rosa,
Única en la vida, tan solo de ella
Hermosa fragancia salía.
Entonces cerré mis ojos
Y recordé su belleza,
En sus ojos yo podía ver el mundo,
Con ella yo vi las estrellas.
Su danza perfecta
recordaba mi existencia,
¡cómo bailan las olas y las arenas!
Pero un día, el ángel de ojos oscuros
Y de negra lacia cabellera,
Me dijo con su mirada:
“No te amo”
y ciego quedé, despertando
de noche tan perfecta.
No pude más que soltar lágrimas,
Y una cayó sobre ella,
Rodó en sus pétalo y olvidé su existencia.
Por eso, vi la tercera,
Roja piel intensa,
Espinas grandes tenía ella
Pero su hermosura era eterna.
Fuerte y bella, esa es ella,
Quien me enamoré un invierno
De grises sueños y tapadas estrellas.
Su mirada me cegaba,
Solo existía para ella.
No quería amar pero mi corazón insistía
¡que vanidad la del amor!
Y nunca llegó la primavera.
Me quedé en invierno,
Pues su mirada a otro pertenecía
Y yo tan solo pertenecía a ella.
Lloré sangre y roja se volvió mi vida.
Quite mi mirada y olvidé a las rosas,
Tratando de encontrar mi alma
En las caprichosas olas.
Eran llegados mis pies a la arena,
El profundo mar al frente se encontraba,
Yo en silencio gritaba,
Queriendo limpiar mi vida,
Olvidando como se ama.
El mar me llama, pide que regrese a mi casa,
Es su profundidad una con mi alma.
Entonces una sonrisa solté con mis lágrimas,
Y regresé donde pertenecía,
Volvió a nacer la calma.
Y de nuevo escuché
el canto de las sirenas,
hermosa melodía, del viento
el deleite y de la luna presente,
la llama de amor por esta tierra que clama.

...Y entonces me perdí entre las olas
y volví a ser el mar en calma.

17 de Julio

En campos verdes
Yace mi alma,
Con flores que el viento toca,
Mi lecho, mi muerte encierra.

Mis segundos contados,
Por un reloj de arena,
Mi muerte, contada por las letras.

Y el viento canta un poema,
El poema de la partida
De mi vida.

Mi alma en praderas frescas
Observando atardeceres
Interminables,
respirando calma, no más llanto,
Solo una voz que canta
Y guía hacia la paz
A mi alma.

XXIII

Hoy me rebelaré
Y no te haré caso…

No seré eco de tus palabras
Y olvidaré que existen tus labios.
No te daré más mi cariño
Y no dejaré más mi corazón
En tus manos.
Vete,
No me busques,
No me ames,
Ya no existirán lágrimas por ti
En mis noches,
Ni lunas solas por tu ausencia.

Quiero ser tu poeta

Quiero ser tu poeta,
De versos cálidos,
Labios fríos y
Palabras inquietas...

Quiero ser tu poeta,
De tus miradas,
De tus caricias,
De tus alegrías y tus penas.
Escribir, en tinta de oro,
De tu belleza.

Quiero ser tu poeta,
Describir tus días y tus noches,
Tus locuras y tus sueños de seda.

Quiero ser tu poeta, describirte,
Con tinta de amor,
Pintar tu vida de colores,
Adornar tu piel con estrellas...

Quiero ser tu poeta.

Ella está en su Balcón

Ella está en su balcón
esperando...
besando al sol,
abrazando estrellas.

Ella está en su balcón
esperando...
que la esperanza vuelva,
que las olas besen la playa,
que la luna se fije en el mar
y los sueños vuelvan a ella.

Ella está en su balcón
esperando...
La noche la cubre
con un abrazo de seda,
mientras la luna se esculpe
como alba rosa inmarchitable,
como perla inmaculada.

Ella está en su balcón
esperando...
el viento su cabello revolotea,
su piel se eriza,
la sal conserva su belleza.
La arena se pega en su ropa,
Quiere ser parte de ella.

Ella en su balcón,
ella...
está en espera.
En su mirada se ve el amor...
Mientras besa al sol
Y abraza estrellas.