de voz silenciosa
y paso cadencioso,
llenó mi alma
de versos escritos
en tinta imborrable...
la abrazó hacia sí,
la hizo suya.
Y aquella piel,
de estrellado encaje,
una es con mi alma poeta...
Ella es mi inspiradora,
mi testigo,
mi protectora.
De mis suspiros
supo hacer estrofas
cargadas de tinta...
el amor y el desamor,
vueltos figuras.
De mis lágrimas
y la prosaica vida
de mis latidos,
versadas melodías
supo hacer la tela
De diamantes arrepentidos.
Y a mi alma poeta,
ciñó la adorada noche de sueños,
De lunas y estrellas,
Volviéndose guardiana,
Latido y poema.